La reconocida periodista y escritora vuelve con "Rea(r)marme", su obra más personal, en la que narra su propio proceso de reconstrucción tras atravesar pérdidas, destratos y una depresión activa. Ofrece un potente mensaje de resiliencia y sanación, y un camino para que cada lector pueda emerger, como en el arte japonés del kintsugi, en una versión mejorada de sí mismo.
Valeria Schapira, una figura querida en Mar del Plata, ciudad donde ha presentado sus libros por más de quince años, regresa con una propuesta literaria que es a la vez catártica y esperanzadora: “Rea(r)marme” (Urano). Este nuevo trabajo, que define como su obra más personal, no estaba inicialmente en los planes. La idea original era reeditar “Dolores del Alma”, un libro que, si bien considera precioso, le resultaba “un poco antiguo en lo personal para todo lo que he vivido”. La evolución personal, afortunadamente, avanza.
Fue en medio de las conversaciones con su editorial cuando Schapira atravesó una depresión. No la depresión que uno suele imaginar, de una persona postrada, sino una “depresión muy activa, con momentos muy feos, muy oscuros”. Fue en ese período cuando comenzó a “largar todos estos textos” que, de manera espontánea, fueron tomando la forma de “Rea(r)marme”. Así, lo que iba a ser una reedición actualizada, se transformó en un libro completamente nuevo, un resultado directo de su propio camino de búsqueda interior.
Para Schapira, la escritura se convierte en una herramienta fundamental en los momentos difíciles. “Escribo mucho más y mucho mejor cuando no estoy bien”, confiesa en entrevista concedida a Mesa Chica, el programa de streaming de LA CAPITAL y Canal 8. Lo describe como una forma de “sacar toda la mierda” que lleva dentro, de su historia y de las cosas que le van pasando, ya sea en sueños o plasmándolas en papel. Su terapeuta, incluso, le ha dicho que su cabeza es como un “incinerador”.
Durante ese “agujero negro”, logró escribir dos películas y este libro, sintiendo que simplemente “va canalizando cosas”, como si las palabras “le escribieran” a ella misma.
El camino hacia el “pozo negro” fue confuso. Comenzó con una “hiperactividad tremenda”, viajando sin cesar a destinos increíbles. Pero esa vorágine laboral se alternaba con momentos de intenso llanto cuando la “dopamina se terminaba”. A ella, que ama la soledad, le aterraba estar consigo misma, porque “era una mierda lo que yo sentía”. A esto se sumó una experiencia desafortunada con una “chanta” en el ámbito de las constelaciones familiares, y un “infortunio amoroso que de amoroso no tuvo nada”. Fue al empezar a “pensar cosas nefastas” cuando tomó una decisión drástica: compró un pasaje y se fue a ver al Padre Ignacio.
El mensaje central que Valeria Schapira busca transmitir con “Rea(r)marme” es contundente: “Se puede salir del agujero más profundo”. El libro no solo comparte su experiencia personal, sino que ofrece “disparadores” e información valiosa de otros autores, como Louise Hay. Enfatiza la importancia de permitirse transitar los duelos a tiempo, de “llorar los duelos en el momento que los tengas que hacer”. Revela que una experta en duelos le habló de “lágrimas atávicas”, aquellas que no había llorado a su debido tiempo. “A veces uno le va escapando a la tristeza y al dolor, no se permite los duelos”, reflexiona, animando a la gente a sentarse en una plaza y “llorar a los gritos” si es necesario. El objetivo final es “empezar a transitar las emociones” para “pegar las partes rotas, como el Kintsugi”, el arte japonés, y salir una “versión mejor de nosotros mismos”.
Aunque aborda la espiritualidad en su libro, Schapira es enfática en advertir sobre los “chantas” y el “negocio” que pululan detrás de ciertas prácticas. Con décadas de experiencia en diversas terapias, incluso con psicólogos tradicionales, ha visto “actitudes de cuarta”. “Hoy cualquiera hace un cursito de dos meses y se dice coach, constelador”, lamenta, alertando sobre el peligro de caer en manos equivocadas cuando se está en un momento de desesperación.
Como experta en vínculos y autora de “Enredados. Sexo, humor y amor en la web” (escrito en 2007), Schapira tiene una visión clara de la evolución de las relaciones en la era digital. Fue la “experta en relaciones” para Match.com, uno de los primeros sitios de citas del mundo. Si bien al principio consideraba que las citas online eran “buenas” e incluso fue “madrina de muchas parejas”, hoy observa un panorama más complejo. La accesibilidad actual lleva al “stalkeo masivo” y a la falsa creencia de que se conoce a alguien sin haberlo hecho realmente, ya que “el 80 % de la gente vende cosas que no son” en las redes. Esto lleva a la desilusión y al “ghosteo”, esa práctica de desaparecer sin dar explicaciones.
“Escribo mucho más y mucho mejor cuando no estoy bien”, confiesa Schapira.
La “insoportable levedad del ser” es, para Schapira, una consecuencia preocupante de esta cultura del descarte. La falta de “responsabilidad afectiva”, fundamental en cualquier vínculo, se manifiesta en actitudes frívolas que, aunque no se haga la “puritana”, pueden remover “heridas del alma”. A pesar de su vasta experiencia en el mundo digital, confiesa que siempre se enamoró “en el vínculo cara a cara, en el me siento, me gusta tu olor, conversamos”. Las aplicaciones, con su lógica de “ofertas del Coto”, no le generan ganas. Si bien hay parejas que nacieron en Tinder, para ella, la “levedad” y la superficialidad de un “hola, ¿de qué signo sos?” son incompatibles con su forma de ver las relaciones.
Para quienes atraviesan un “momento de mierda”, la primera recomendación de Schapira es “pedir ayuda”. Ya sea a un amigo o, preferentemente, a un profesional. Advierte enfáticamente sobre la automedicación y las “soluciones mágicas”. Reitera que “un duelo se atraviesa” y que “no está mal sentarte en una plaza a llorar porque estás triste”. Es necesario “darse tiempo” y “hablar una y mil veces de lo mismo hasta que se empiece a curar el alma”. Su mensaje es claro: “Cuidado con la espiritualidad de góndola”.
Hoy, Valeria Schapira se define con una palabra: “Paz”. “El Principito” es el libro que la salvó, y sus canciones para el pozo y la salida son “El Universo sobre mí” de Amaral y “Ella” de Bebe, respectivamente. Aunque Buenos Aires es la ciudad donde volvería a empezar, el “amor” es un miedo que aún le quita el aliento. Ha dejado atrás la creencia de la “dependencia”, y se repite la frase “Todo va a estar bien”. La emoción que más la habita ahora mismo es la “libertad”. Valeria Schapira, en sus propias palabras, es “una mujer muy difícil de etiquetar”.